Las Capillas de Adoración Perpetua, se constituyen como una acción de la Iglesia, cuya misión es fomentar el culto a la Eucaristía, fuera de la Misa. Teniendo la adoración eucarística, un valor inestimable para la vida de la Iglesia y de los fieles.
El Magisterio de la Iglesia, en concreto en la Exhortación Apostólica Postsinodal, Sacramentum Caritatis, en el artículo 66 nos explica bellísimamente como en la Eucaristía, “el Hijo de Dios, viene a nuestro encuentro para permitirnos hacernos uno con El; para luego contemplarlo y adorarlo”.
La AEP es un Don, “que se vive y comparte en comunidad, ya que es una oración que abarca a todo el mundo. Por ello, se nos insta a que nunca debe estar expuesto sin suficiente vigilancia, ni siquiera por breves periodos de tiempo” (Redemptionis Sacramentum 138).
Por tanto, es normal que en ocasiones el adorador necesite ausentarse de su hora de adoración por motivos personales, para ello, debe buscar quien vaya en su lugar. Existe un protocolo de actuación que cada adorador debe conocer; mi opción favorita, es pedir a alguien que te sustituya. Sobre todo, si la persona en cuestión vive una realidad con respecto a la Iglesia, diferente a la mía.
Es un regalo para el que sustituye, cada vez que se lo pides, y como El Señor es bueno y generoso, no deja a nadie al margen de sus actos de amor.
Hay personas que, por las circunstancias de su vida, familia, trabajo, etc., no pueden comprometerse una hora a la semana, pero desean formar parte del grupo de hombre y mujeres adoradores del Señor; existe lo que llamamos “la lista de oro”.
La integran aquellas personas que se ofrecen a hacer sustituciones cuando se necesite. Su participación es muy valiosa, sobre todo en los periodos vacacionales.
En la Capilla de Adoración Perpetua, todo el que quiere vivir la experiencia de encuentro con Jesús, tiene su sitio. Muchas veces, no se tiene consciencia, pero …… Dios sabe cómo y cuándo te llama. ¡No temas, Escúchalo!!! ¡Vale la pena!!!
Si deseas formar parte de la “lista de oro”, pincha aquí.