Miguel Marin, Adorador y Religioso Claretiano

“Cuando se abrió la Capilla de Adoración Perpetua, un amigo me invitó y no me lo pensé dos veces” y me hice adorador inscrito en el turno de la tarde. La experiencia de ser adorador, ha sido fundamental en mi vida. Cuando empecé tenía un problema en las vértebras que me impedía andar bien. Por lo que no era fácil, acudir a mi turno. Entonces “el Señor me curó y ya puedo andar con normalidad”.

Acudo prácticamente todos los días a la capilla, a tener un rato de oración, pero los martes de 4 a 6 de la tarde y los sábados y domingos de 3 a 5 de la tarde, ya los tengo reservados para el Señor.

En estos siete años, muchas personas me han contado sus problemas, y entonces yo le s invito que vayan a adorar al Señor. “Él lo da todo y te cuida” “esa es mi experiencia de ahí que dedique mucho tiempo a estar con Él”.

La experiencia de ser adorador también la lleva a los niños, dentro de las actividades de pastoral del Colegio Claret de Benimaclet, realiza el Oratorio de niños pequeños, donde frecuentemente se realiza adoración eucarística. “Son los propios niños los que me la piden”.